¿Vendiendo mi empresa o mi legado?

Una vez meditada la decisión de aceptar la venta del negocio, es justo y necesario preguntarse: ¿A quién le puedo vender?. Para resolver esto es necesario considerar tu motivo de venta y tu expectativa del negocio una vez hecha la transacción. Hay que definir primero que es lo que esperas de tu negocio una vez que aceptes la venta. ¿Por qué? Porque es muy probable que lleguen múltiples compradores con diferentes ideologías y planes para tu negocio.

Unos van a querer absorberla y volverla parte de una operación mayor, lo cual implica un posible mayor crecimiento y expansión para el negocio, así como una adaptación a otra cultura y formas de trabajo. Otros pueden llegar y querer que sea el actual dueño quien siga dirigiendo la empresa, lo cual implicaría continuar con la tradición y formas del negocio pero agregándole cierto expertise operativo. O a lo mejor quieran impulsar la empresa para prepararla para una futura reventa.

Para asegurar que el negocio se mantenga estable, lo ideal sería buscar un comprador que quiera mantener la administración actual, es decir, que no quieran cambiar toda la administración de golpe. Porque al final del día son ellos quienes conocen las raíces de la operación diaria de la empresa y son quienes hacen al negocio único.

Otro factor a tener en cuenta sobre el posible comprador es que su filosofía de inversión esté alineada con la filosofía de inversión del negocio. Checar esto es fundamental para asegurarse que los nuevos proyectos que estén por venir no sean proyectos fuera de lugar con respecto al negocio y sean beneficiosos para el mismo.

Por último, hay que considerar la fiabilidad de la administración, es decir, considerar la preparación, filosofía y experiencia que estos pueden aportar ya sea como socios o cómo nuevos dueños del negocio. Un socio o dueño que mantenga un perfil de deuda bajo y controlado, que sepan mantener la parte operativa sólida y que sepan aprovechar las oportunidades del mercado es altamente valioso para el negocio.

Para concluir, decidir a quién vender no es una decisión que se deba tomar a la primera oferta que llegue. Es necesario establecer un perfil de comprador deseado para que esté lo más alineado posible a las expectativas que se tengan del negocio.

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